miércoles, 15 de septiembre de 2010

Los 33: ¿Únicos atrapados?

Artículo de Germán Retama, según he visto, pero buscando en la Red ya no sé la autoría. Se ha publicado en otros sitios sin mencionar el autor y también yo he considerado digno de pensarlo:



Cada dos días saboreaban dos cucharadas de atún y medio vaso de leche. Pasaron sus primeros diecisiete días con tan solo esa alimentación, atrapados a 700 metros de profundidad, sin contacto alguno con familiares o compañeros mineros ubicados en la superficie. Estaban sumidos en una oscuridad apenas perturbada por los focos de sus cascos. ¿Qué lección nos dejan estos hombres cuya odisea terminará más de dos meses después, para completar cerca de tres, a esa profundidad?
A la escasez de alimentos se sumó una temperatura de 30 grados centígrados, una humedad del 88%, cartones para amortiguar el piso de piedra al dormir, angustia ante la incomunicación con el exterior y la incertidumbre sobre su futuro. ¿Cómo reaccionaría usted si estuviera en esa cavidad en tan difíciles circunstancias?
Desde que ocurrió el accidente acordaron enfrentar juntos el reto por vivir. Aprovecharon al máximo lo que cada uno sabía y puso al servicio de los demás.  Decidieron ayudarse sin egoísmos, establecieron rutinas para sobrellevar el inevitable deterioro de su salud física y mental. Se organizaron como un verdadero equipo. En lugar de lamentarse por los pocos recursos fueron extremadamente creativos e inteligentes para usar bien los disponibles. Incluso confeccionaron un juego de dominó con pequeños papeles.
¡Solidaridad, normas de convivencia, disciplina, liderazgo, una ilusión compartida! Cada uno asumió la responsabilidad de cuidarse a sí mismo y al compañero. La tolerancia ante la tensión, el humor ante la angustia, y la esperanza ante la incertidumbre se consolidaron en la determinación de estos luchadores. Su objetivo es vivir y la estrategia estar unidos y trabajar para facilitar el rescate. Más de cien días pondrán a prueba su cordura para superar comprensibles crisis en esta situación límite.
El 22 de agosto, comunicaron al mundo: "Estamos bien en el refugio los 33." Chile festejó y todos celebramos que se concretara el primer contacto con ellos.
"Allá abajo" ellos han dado lo mejor de sí mismos y triunfarán. Sus actitudes son ejemplares, no saldrán de esa profundidad como compañeros, sino como hermanos. No se quejan, se animan; no se recriminan, se apoyan. Son el equipo ideal.
En cambio, "aquí arriba" y con tantos recursos, hay personas que se comportan atrapadas por prejuicios, individualismo, indiferencia y avaricias. Se encierran en su mente, escondiéndose de quienes necesitan o les necesitan, sumidas en la oscuridad a pleno sol. ¿Quiénes estarán más tiempo atrapados? ¿Los mineros o los prisioneros de su pensamiento?
Los 33 están ocupados en vivir, mientras que hay organizaciones y personas que pudiendo trabajar como los mineros apenas logran sobrevivir, debido al derrumbe de sus propias actitudes. ¿No es paradójico?  

jueves, 2 de septiembre de 2010

Planificaciones frustradas


Cuando Edgar trabajaba con la SIECA (Secretaría de Integración Económica Centroamericana)

El departamento al que pertenecía buscaba desarrollar a los países centroamericanos de acuerdo a lo que cada uno necesitara, así que andaban de un lugar a otro con un grupo de expertos interdisciplinarios entre los que abundaban los economistas y uno que otro sociólogo como el brasileño Clodomir Santos de Morais, persona muy agradable, ameno y muy sencillo.

Era mediados de los años 60 y en ese tiempo abundaban las dictaduras militares en esta zona y en otras también y Honduras no era ajena a ello. El presidente era un militar, los ministros otros, juntas de gobierno y desgobierno también y en todas las reparticiones públicas abundaban las gorras, uniformes y medallas. Los militares querían deshacerse de los cinturones de miseria que se habían formado por la migración de los campesinos a las ciudades y para ello propiciban llevarlos a una zona infestada de paludismo, malas tierras y miseria por doquier para que criaran chanchos, a lo que tanto campesinos como planificadores se oponían por razones obvias pero no era posible razonar con la cúpula militar.

Un día, antes de una reunión con los militares, Clodomir le pidió a Jerson Gómez les hablara unos 20 a 25 minutos así como hablan los economistas cuando se quieren dar importancia, todo enredado y con una terminología que solo los avezados entendieran ante lo cual los milicos se quedaron literalmente como buey delante del piano, se miraban unos a otros y nadie tomaba la palabra para preguntar o para seguir. Ante tanto desconcierto Clodomir toma la palabra, hace su arenga y entonces uno de le dice: _entonces ¿los campesinos se van a las tierras que les ofrecemos? _Claro que si les dice Clodomir. Ahí los que cuadraron los ojos fueron todos los otros asistentes a la reunión.  _Los campesinos se van donde les den tierra y trabajo. Los que no se irán son los chanchos.Ahí terminó el famoso proyecto.

En otra oportunidad venían de una salida a terreno hacia Ciudad de Guatemala y en eso ven a un campesino parado a a orilla del camino mirando el atardecer. Rudy Venegas se queda viéndolo y dice 'Pensar que si el plan de desarrollo que estamos diseñando pasa, este señor nunca más tendrá tiempo para la sana contemplación'

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