viernes, 18 de junio de 2010

Un lugar para crecer dignamente


Estoy en casa cuidando una gripe estacional que no ha dejado títere con cabeza.  No se ha salvado ni Dios ni el diablo a juzgar por las toses arrastradas que se escuchan por doquier. Estoy acurrucada, abrigadita, viendo televisión y tejiendo al mismo tiempo y pensando en la inmortalidad del cangrejo.

Suena el teléfono y es Maira, la presidenta del hogar para niños agredidos, abandonados o en abandono en donde soy voluntaria para que vaya a recibir a una chiquita que está dejando a nuestro cargo la oficina estatal de protección a la niñez y allí conozco a Reichel, ese es su nombre.

No tiene ni dos años, su pelo está ralo y opaco; ojos vivaves y sonrisa esquiva, bonita.  Los zapatos le quedan chicos así que sus pies están hinchados o recogidos para evitar el roce del dedo gordo contra el cuero.  Lógicamente está asustada así que le explico allí será muy feliz, hay nueve niños más con quienes compartir y es Cecilia, de 10 meses la que le da la más cordial bienvenida balbuceando e intentando hacerle cariño.

Le muestro la casa hogar que está muy linda, se ha invertido tiempo, esfuerzo y dinero en tenerla bien arreglada.  

Dejamos en la cuna su muñeca para que vaya "calentando la cama".  La llevo al closet de la ropa que nos han regalado perosonas de buena voluntad. Puede ser usada,   limpia y en buen estado, o nueva.  Está feliz viendo que le prueban pijamas, pantalones, vestidos, blusas.  Será tremendamente trapera esta Reichel (sic) cuando sea grande.  Está feliz con su nueva ropa y me obsequia una sonrisa y un beso

Llega la hora de regresar a mi casa y dejarla a cargo de las madres sustitutas a quienes en el futuro les dirá tía pero por el momento solo se le ocurre una palabra: MAMÁ

miércoles, 16 de junio de 2010

¿TRA-BA-JAR? ¡si juega Brasil!



Hoy juega Brasil su primer partido por la Copa del Mundo y todos estamos ansiosos de verlos y disfrutar de sus genialidades y magia con la pelota.

Estoy dando clases de tejido y asisten pocas alumnas.  El tema de conversación por supuesto es el juego y no hacemos mucho más hasta mediodía en que todo el mundo, a pesar del horario hasta la una tomamos carteras y bultos y a correr cada una a su auto para llegar con tiempo a la casa a sentarse frente al televisor.

Salgo a la carretera y me encuentro con que todo el mundo decidió ir a almorzar a su casa así que estoy en medio de una hora punta extra y los vehículos no se mueven.  En un recorrido de 12 minutos llevo 30 y estoy a mitad de camino por lo que decido darle tiempo al descongestionamiento y paso al banco en donde seguro tendrán un televisor y los cajeros atenderán rápido para ver el partido.  Hay poca gente, no hay televisor y solo dos cajeras de 14 atendiendo al público (las mujeres siempre eficientes).

Termino mi gestión y está lloviendo a la antigua: de arriba para abajo y en abundancia, lluvia tropical en su esplendor así que un cuidador de carros me pasa bajo su paraguas generoso, vuelvo a la carretera recargada y todos ahora escuchando por radio el término del primer tiempo porque ninguno alcanzó a llegar a su casa.

Este caos lo sigue produciendo Brasil y su futbol aunque digan que no es el de antes.  Mañana le toca a mi país y con mucha ilusión de que les vaya bien ya que, después de tanto dolor y sufrimiento con lo del terremoto de febrero el país necesita una alegría grande.  ¡¡FUERZA CHILE, FUERZA CHILE!!

miércoles, 9 de junio de 2010

Soy y no soy. Consideraciones trascendentales de un agnóstico



Soy y no soy

Yo soy y no soy yo mismo,
no soy lo que fui ni lo que seré,
como el río que estás viendo
no será el mismo mañana

No tengo independencia
ni existo por mi mismo,
soy solo una parte del todo
y ese todo es mutable.

Aún en un inmovilizado instante
no podría definirme.
Fortaleza y debilidad
dulzura y dureza
se confunden y me confunden
como las vetas de una roca
o más bien,
como un torrente de candente lava.

Pero,…
¿Es cierto lo que digo?
¿Soy así?
O es solo un desesperado esfuerzo
de definir lo que no tiene forma,
de esculpir en el aire
algo que me da una imagen de mi mismo.

C. Garampó
(Seudónimo de Edgar Campos Cabezas)
Todos los derechos reservados

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