Y llegó septiembre. ¡Como añoro a mi país en este mes!
Me hace falta su olor, el viento frío y el cielo celeste intenso que acompaña la primavera. El renuevo de los árboles, pasto, flores, frutas, la alegría de sacarse la ropa pesada para recurrir a la ligera (no necesariamente a ligera de ropas) y esa sensación interna que todo será mejor.
Las ganas de hacer cosas diferentes: limpiar profundamente la casa, los closets y la conciencia para quedar livianos de cuerpo y alma. Entrar a un gimnasio para bajar kilos y centímetros ganados en los días grises en todos los aspectos, salir de paseo aunque se nos caiga la nariz porque no llevamos bufanda, creer que el paraguas está de más porque terminó el invierno.
Todos los años hago lo mismo para esta fecha: Escuchar música de mi patria, oír el cantar de la guitarra invitando a bailar una cueca bien zapateada. Quedar oliendo a diablo corriendo por comer empanadas (carne con cebolla), asado con ensalada de papas, de tomates con cebolla, un pebre* bien rico (más cebolla esta vez con cilantro), tomar vino tinto preferentemente con mesura porque en el trópico se sube más rápido que un ron de 45º y comer algún postre, quizás torta de milhojas y echando de menos el pan francés (marraqueta*) y el amasado que no resulta igual por la diferencia en la harina.
Gracias a mi cuñada Elena tengo una bandera bien grande que pongo todos los años en el balcón de casa, una amiga me trajo un CD con la Canción Nacional, marchas militares e himnos de sus instituciones armadas que reemplazó al viejo cassette regalado por uno de mis hermanos y por supuesto sentarme como todo chileno que se respete el día 19 de septiembre, a la 1pm según mi horario a ver la Parada Militar que gracias a la maravilla de la tecnología me hace sentir como en casa.
En la Televisión Nacional de Chile ponen un par de avisos muy buenos. Está un adulto joven sentado en un parque y su vecino estornuda un par de veces, nuestro compatriota da un salto y grita ELE E, VIVA CHILE. El otro es una muchacha enfrenta en una vereda a un hombre que saca un pañuelo y lo revoléa entonces ella saca el suyo y hace unos pasos de cueca. Ambos muy lindos, cortos y sencillos pero nos sacan hasta el alma y todo el sentimiento de estar lejos de nuestra tierra.
4 comentarios:
Un curita boliviano recién salido del seminario predicaba con mucho fervor sobre la pasión, e hizo llorar a su congregación de fieles. Al verlos tan acongojados, y para consolarlos ni supo lo que dijo, pues comentó: "no lloremos hermanitos, que a lo mejor no es verdad"....jejeje
Este comentario debió salir el el otro post, pero la amanuense se tupió...es que los ha leído todos
Hola, Soledad, un saludo desde España.
Me gustó tu post porque refleja muy bien que uno sigue siendo de su país aunque lleve años viviendo fuera. Durante mucho tiempo, muchos españoles se tuvieron que ir a vivir a Alemania o a los países nórdicos de Europa, pero nunca dejaron de sentirse españoles, con ganas de volver. Ahora tenemos el caso contrario: muchos colombianos, ecuatorianos, bolivianos, que se han venido a vivir entre nosotros, pero siguen celebrando sus fiestas patrias o preparando sus platos típicos.
¿El 19 de septiembre es la fiesta nacional de Chile? Si es así, ¡felicidades!
Fernando es un amigo bloguero muy amoroso e interesado.... me da gusto que viniera. Podrías irlo a ver pinchando su nombre en estos comentarios
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