viernes, 4 de septiembre de 2009

Religiosidad popular


Entre los múltiples cuentos de mi negro hay un lugar destacado de anécdotas sobre religiones y ritos.

Tal como reza el dicho 'Soy ateo, gracias a Dios' él observa y comenta pero siempre con mucho respeto, porque asegura 'no tiene otra cosa que ofrecerle a las personas y por eso no puede rebatir ni quitarle su religión'. Edgar tiene cosas tan increíbles como leer la biblia y le encanta El Cantar de los Cantares que lee en voz alta con una estupenda impostación. Nunca he tenido una grabadora a mano cuando lo hace y tendré que arrepentirme el resto de la vida porque aún no la he comprado.

Alguno de sus cuentos sobre el tema:

Estaba en Managua y salió a recorrer el barrio cuando en eso escucha cantos, rezos y gente en una procesión. Se acercó y en eso escucha 'San Pedro era un jugador' y pensó 'es que nunca falta un borracho en una vela' cuando vuelve otro a gritar y San Pablo era un borracho, otro diciendo que otro santo era pendenciero, mujeriego y así seguían gritando linduras y florituras contra los otros santos de la corte celestial.

Le comenta a otro mirón sobre la grosería de esta gente y ahí le explican algo muy simpático: la costumbre es que, para resaltar lo bueno de Santo Domingo, desacreditan a los otros santos más nombrados y socorridos en los apuros cotidianos.

En otra oportunidad supo de un pueblo en Colombia en donde a su santo local se le cobra en sencillo el resultado de sus peticiones.

Ante una sequía o abundancia de agua cuando no corresponde el pueblo recurre a su santo patrón y le hace sus peticiones. Hacen sus rogativas, regalos, procesiones y lo que sea necesario para que el santo actúe dentro de fechas precisas. Si no se cumple lo solicitado en el tiempo otorgado entonces sacan al santo a la plaza y allí le dan de azotes.

Llegó a este pueblo un sacerdote español recién salido del cascarón y, cuando le fueron a pedir permiso para sacar al santo y darle los correazos ganados por incumplido el cura se opuso terminantemente, pero el pueblo no estaba dispuesto a terminar con su tradición así que el azotado fue el cura en esa oportunidad.

2 comentarios:

AleMamá dijo...

Oye, ¿y tu vienes al blog? ¿te ha gustado como va quedando?
Están muy buenos los cuentos de Edgar, como siempre.
Chao

AleMamá dijo...

Se ve bonita la cabecera ¿ah? es que la foto está preciosa.

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