jueves, 3 de septiembre de 2009

Lindo país esquina con vista al mar



Tres fotos de nuestras vacaciones en Guanacaste 2009

Como en años anteriores, fuimos por una semana a las playas de Guanacaste aprovechando la opción de tiempo compartido. O sea, la misma semana, la misma gente, el mismo lugar. Suena a rutinario pero no lo es.

Está la oportunidad de oro de ver los cambios sucedidos en término de un año. Cosas buenas y otras no tanto.

Hace 22 años había árboles por doquier, una vegetación maravillosa y el sonido de la selva. Se escuchaban y veían los congos (mono aullador), se olían los zorrillos (mofetas) en su paso rápido y esperando no se asusten para que no nos rocíen con su perfume, en las noches se veían miles de alegres lucecitas de las luciérnagas, el paso de las aves, mariposas y, por supuesto, los zancudos y 'bocones' (unos mosquitos que nunca se sabe cuando pican pero dejan su recuerdo picante por semanas), había que tener cuidado al ponerse los zapatos por si se había alojado algún escorpión y muchos otros detalles siempre novedosos. Y la lluvia maravillosa, estruendosa y refrescante.

Los caminos no eran buenos, no había muchos lugares donde ir a cenar, bailar pero si donde beber. La opción hotelera no era maravillosa pero si se podía pagar, así es que el turismo nacional era abundante y por todos lados se escuchaban las conversaciones siempre alegre y bromistas de los ticos. Las casas de los nacionales eran sencillas, con amplios corredores y costarricenses viviendo en ellas.

Hoy los caminos son buenos. Hay muchos restaurantes y hoteles caros, medianamente caros o muy caros. Ya no se puede ir a muchos lugares porque los caminos de ingreso para los nacionales son intransitables pero el acceso a los hoteles se ha costeado con el producto de nuestros impuesto a los que no podemos ingresar por su precio. Por todos lados se ven casas enormes, absolutamente enormes y sin habitantes porque o son para pasar vacaciones o para extranjeros itinerantes.

No me importan los hoteles, caminos ni la desaparición definitiva de la sencillez para caer en la ostentación más tremenda. Lo que me duele en el alma es que con la llegada del 'progreso' los árboles han sido talados, se han hecho caminos y terraplenes para construir casas con abundantes unidades de aire acondicionado para olvidarnos que estamos en el trópico y creer que estamos en Miami pero hemos sacrificado la naturaleza en su conjunto y, como si fuera poco, se está arriesgando un plus invaluable: Costa Rica es el poseedor del 5% de la biodiversidad mundial en apenas 51.500 kms cuadrados y no solo la flora y fauna va en vías de extinción sino el tico también.

2 comentarios:

AleMamá dijo...

Eres una buena observadora. El progreso tiene sus costos, pero hay que saber parar a tiempo, creo yo.

Las fotos están magníficas, Sole.

Sigue pa'lante, dijo una panameña amiga mía.

Irma Rodríguez dijo...

Los ticos son especiales, para uno que es más esquematizada puede llegar incluso a parecer excesivamente livianos, pero compensan con su carácter tan alegre y extravertido que a todo le encuentran el lado jocoso y simpático.

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